A los tragos con vino clásicos se suman los de autor, permitiendo jugar con combinaciones novedosas y abriendo el juego en la coctelería.

Tragos con vino

La coctelería abre constantemente nuevos caminos. A los tragos con vino clásicos se suman los de autor, permitiendo jugar con combinaciones novedosas y abriendo el juego. 

¡Qué bien suena cuando los blancos y los tintos comienzan a filtrarse en el mundo de la coctelería! Es que los tragos con vino ya no son una rareza y, si bien supo ser un terreno tradicionalmente dominado por las bebidas de alto contenido alcohólico, de a poco le ha cedido algo de lugar a nuestros cómplices preferidos.

No es nuevo, claro que no. De hecho, la utilización de vinos en la elaboración de tragos estuvo vigente casi desde siempre, bajo diferentes máscaras y en las más diversas geografías. ¿Alguna vez escucharon hablar del ‘vino hipocrático’? Esa idea evolucionó a lo que hoy es el vermú, pero nunca perdió la esencia: un vino infusionado con hierbas; ahí puede radicar el origen de todo esto, aunque no es nada distinto a lo que actualmente propone la coctelería internacional.

Kir, ponche, vinos calientes y una infinidad de mezclas con espumosos terminan por completar el panorama. Así es la coctelería moderna: una miscelánea en donde los bartenders se fusionan con los sommeliers.

Bueno, pongámoslo en práctica. La idea es que se animen a hacer sus propias combinaciones a partir de los ingredientes que pueden tener en sus casas. Por ejemplo, a mí me encanta preparar el siguiente: unos cuantos cubos de hielo, apenas una medida de vodka (si es saborizado con algún cítrico, aún mejor), unas rodajas de naranja o lima y, para completar, vino blanco muy aromático, como un Torrontés o un Viognier. Todo en vaso de trago largo.

Y hay más. Todos estos son cocteles clásicos, con recetas fijadas por el International Bartenders Association (IBA):

Spritz Veneziano // Para este trago se necesitan 6 centilitros de Prosecco (aunque bien podríamos reemplazarlo por cualquier otro espumoso), 4 centilitros de algún bitter (Aperol, Campari u otros) y completado con agua gasificada. Todo en vaso old fashioned, con hielo y media rodaja de naranja.

Kir // Clásico por excelencia, aquí necesitamos 1 centilitro de crema o licor de casis al que le vamos a incorporar 9 centilitros de vino blanco seco. El Kir Royal es una de sus variantes, en donde el vino blanco se reemplaza por espumoso.

Mimosa // Admito que es mi trago preferido. Se prepara de manera muy simple, con partes iguales de jugo de naranjas y vino espumoso. Cambiar el jugo de naranjas por jugo de pomelos, cuando éstos están en su esplendor, es una linda práctica. Ojo con la espuma, que se multiplica gracias a la fruta.

Champagne cocktail // Es uno de los que encierra más magia en su preparación. Un terrón de azúcar al que se ponen 2 gotas de Amargo de Angostura. El terrón se pone dentro de una copa tipo flauta, se le agrega 1 centilitro de Cognac y se completa con Champagne. Como toque final, puede agregársele una cereza en el fondo.

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