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Entrevista con Ricardo Rebelo, CEO de Finca Flichman

Nacido en Lisboa, Rebelo es responsable del cambio estratégico que vivió en los últimos años la bodega. Aquí, el perfil de un hombre cuya capacidad de liderazgo ha llevado a Finca Flichman al tope de la vitivinicultura.

“Como cualquier líder, lo importante es tener la capacidad de pensar, la capacidad de tener una visión hacia el futuro y de motivar a la gente para ejecutar la política común de una empresa” esas fueron las primeras palabras que Ricardo Rebelo, vicepresidente y CEO de Finca Flichman me dijo en su oficina. Y es que para poder llevar adelante desde hace 7 años una de las bodegas más grandes del país se requiere entereza, determinación y, fundamentalmente, capacidad de liderazgo. Rebelo ha liderado organizaciones desde los 25 años, pero fue recién a fines del 2001 cuando llegó a la Argentina a hacerse cargo de la bodega. Claro está, el momento en el que llegó no fue el más propicio, por lo que tuvo que enfrentar grandes problemas y aprender de una tierra que, como él dice, tiene aún mucho para dar.

¿Cómo ha sido esa evolución que vivió Finca Flichman y cuál es la posición actual de la bodega? Hace ahora diez años que el Grupo Sogrape compró Finca Flichman y siempre supimos del enorme potencial que tiene la Argentina para hacer vinos de muy buena calidad. Las condiciones a nivel de terruño, clima y los recursos humanos para hacer buen vino son excelentes; y nosotros siempre pensamos que Argentina tenía un potencial para exportar fuertísimo que no estaba aprovechado. Ese fue, en gran parte, el objetivo de haber venido acá: consolidar nuestra posición en el mercado interno pero desarrollar mucho el mercado externo. Un cambio fuerte es que en ese momento la empresa repartía cerca de un 75% de sus ventas en el mercado interno y el resto iba a exportación. Hoy, el 70% se destina a mercado externo y el resto se comercializa dentro del país.

Con la compra de Finca Flichman por parte del Grupo Sogrape, se ha abierto aún más el juego al mundo entero. En este contexto… ¿Cómo ve hoy la competitividad del vino argentino? Más allá de los buenos resultados que como industria hemos logrado, aún estamos muy lejos de donde podemos llegar, porque Argentina tiene una diversidad aún inexplorada. Hoy tenemos una relación de valor, de las mejores del mundo, y muy especialmente los vinos tintos con el Malbec y el Cabernet como íconos. Argentina tiene, de hecho, unas condiciones excelentes por lo que nosotros, como grupo, somos optimistas respecto al desarrollo del país hacia el futuro. Sin embargo, una cuestión que nos preocupa mucho es la reglamentación existente a nivel de inversión. A veces se piensa por qué no se invierte más en la industria, y no se dan cuenta de que no resulta tan fácil ya que cuando se trae dinero del exterior, la burocracia y demás situaciones del país dificultan y desalienta la inversión extranjera. Otro de los dilemas de hoy es el abastecimiento de insumos secos, básicamente botellas, etiquetas y cajas.

Recién hacía referencia a que considera que Argentina presenta una relación precio-calidad de las más competitivas del mundo. ¿No cree que ese diferencial probablemente nos perjudique en el futuro y, tal como sucede con Chile, sea prácticamente imposible subir los precios? No, no lo considero así. A mi no me gusta hablar de precio-calidad, sino de la noción de valor. Es obvio que si uno quiere cuantificar ese valor, será la relación precio-calidad, pero en la noción de valor están incluidas cosas más importantes como la imagen del país, el posicionamiento de las marcas, el valor en las distintas gamas de precios y calidades… y esa relación es lo que se va creando el diferencial.

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