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Convivir con el temblor

En una realidad turbulenta para el vino argentino, algunos números están poniendo en jaque la competitividad de las etiquetas locales en Argentina y el mundo. Éste es mi análisis sobre una situación, al menos, alarmante.

Mi intención no es darle a las cosas un tinte caótico. Tampoco predecir una catástrofe que, esperamos, nunca llegará. Simplemente me parece importantísimo poner sobre el tapete un tema del que pocos hablan a viva voz: la pérdida de competitividad que, en estos últimos seis meses, ha vivido el vino argentino en los mercados internacionales e, incluso, en nuestra misma nación.

Al contexto inflacionario y el dólar estático se le han sumado las restricciones a ciertos productos importados y una realidad conflictiva en varios países del Hemisferio Norte. Muchos de ellos, mercados vitales para nuestros vinos.

Precios internos que suben (¿quién podría negar el aumento constante de precios que nuestras etiquetas han visto en los últimos meses?) porque también así lo hacen los costos. ¿Y qué queda para la exportación? Difícilmente entiendan en un mercado de mayor estabilidad como el que suponen nuestros principales países compradores (Estados Unidos, Canadá, Brasil o Inglaterra, para citar algunos ejemplos), que los precios en Argentina deban subir. El resultado es una pérdida fabulosa en la competitividad, sobre todo en las franjas más bajas de precios.

Hace unos días, cuando participé del programa radial In Vino Veritas, Alejandro Vigil (enólogo jefe de Catena Zapata) planteó números alarmantes que metían el dedo sobre la llaga de los vinos embotellados. Paralelamente (y lo escribo con pena), crece la venta de vino a granel… ese cuyo valor agregado es mínimo.

Es un claro retroceso, y eso hay que hablarlo. Hay que ponerlo sobre la mesa para que todos sepamos que existe y, entonces sí, combatirlo inteligentemente.

Acá los voy a dejar con un audio en donde hablé precisamente de este tema dentro del programa radial El Disfrute. Conversamos de este tema, de la coyuntura que hoy nos toca vivir, y de cómo afrontar, sobrevivir y convivir con este temblor.

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